Diferencias entre el biocombustible y la biomasa
Aunque muchos no puedan distinguirlos o piensen que se trata de lo mismo, el biocombustible y la biomasa son dos materiales totalmente distintos. La biomasa es por su naturaleza un material vegetal orgánico que almacena la energía del sol en forma de energía química. Se expresa en unidades de energía o el peso seco de la materia orgánica no fosilizada.
Su origen procede de las plantas acuáticas y terrestres, así como de los residuos forestales y agropecuarios, los óleos vegetales y algunos residuos industriales. La biomasa convertida en estos fines energéticos se orienta a la generación de fuentes alternativas de energía, las energías limpias o energías renovables.
Existen varios países especializados en biomasa como aquellos que se basan en la producción de materias agrícolas, que son las que mayor cantidad de biomasa pueden producir. En varios de estos países, la biomasa se puede convertir en una energía química poderosa almacenada en combustibles líquidos en procesos industriales.
Por ejemplo, sería posible fermentar los azúcares de las plantaciones de maíz, trigo o remolacha y convertirlos en etanol puro. O, por otro lado, beneficiar el maní (cacahuate) o la colza canola para la sustitución del aceite diesel como fuente de energía.
Trabajan en la mejora de la producción de etanol de celulosa como biocombustible
Varias empresas se encuentran trabajando en estos precisos instantes en mejora del proceso de fabricación del biocombustible con celulosa, el cual posee y ofrece no sólo ciertas ventajas medioambientales, sino económicas.
No en vano, precisamente por muchos de sus beneficios personalidades tan importantes como Al Gore o Bill Gates no han dudado en posicionarse a su favor.
Como de buen seguro sabrás, y tal y como descubrimos en su momento, la biomasa (cualquier elemento vegetal), podría servir para fabricar etanol de celulosa.
De esta forma, se conseguiría evitar uno de los principales inconvenientes de los biocombustibles denominados como de “primera generación”, como es el caso del etanol de maíz.
No en vano, incluso este biocombustible de primera generación ha sido cuestionado en Estados Unidos, que sin embargo viene a ser el primer exportador mundial de este cereal.
Por poner solo un ejemplo, recientemente ha sido publicado en la revista Science un estudio que concluye que el etanol de celulosa emite unas cantidades menores de partículas contaminantes finas que la mayoría de los combustibles fósiles, incluyendo también el citado etanol a base de maíz.
En este estudio, además, se detalló que los diferentes costes tanto ambientales como sanitarios del etanol de celulosa son menos de la mitad que los de la gasolina.
Producción de etanol de celulosa
Según se ha podido conocer también recientemente, al parecer la propia producción en sí de etanol de celulosa podría resultar beneficiosa para los insectos y aves, ya que tendrían un mejor hábitat.
Como comentábamos de forma muy resumida al comienzo de esta nota, ya son varias las empresas que están trabajando en mejorar el proceso de fabricación y producción de este etanol.
Un Premio Nobel se opone a los biocombustibles
El científico alemán Hartmut Michel, Premio Nobel de Química en 1988, aseguró que los combustibles de origen vegetal no constituyen una alternativa válida para enfrentar el cambio climático. Según su postura, los biocombustibles no ahorran emisiones de dióxido de carbono y a la vez promueven la deforestación de la Amazonia.
En una entrevista que le realizó el periódico El País, Michel recomendó abolir la directiva de la Unión Europea que establece que el 5,75% del transporte que utiliza energías fósiles deberá ser sustituido por biocombustibles antes de 2010. El Nobel explicó que para producir biocombustibles como el etanol, se necesita invertir mucha energía en forma de fertilizantes y transportes.
Además, la explotación de los biocombustibles fomenta la pérdida de selva tropical en Indonesia, Malasia, África y Brasil. Michel destacó que, al quemar selva para producir soja, se libera una gran cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera.
De acuerdo a su opinión, una opción válida es la utilización de madera para calefacción, en lugar de petróleo o gas natural. Así, el petróleo se dejaría sólo para los coches.
Consultado por el auge de los biocombustibles, Michel comentó que “el término ‘bio’ vende mucho… pero no soy el único que critica los biocombustibles. Basta hacer los cálculos”.
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